En los últimos días se ha hecho viral un vídeo que trata de concientizar él como los malos hábitos como no tomar agua pueden hacerte perder un riñón, a continuación, te decimos las prácticas que debes evitar para no dañar estos importantes órganos.
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Tal y como lo muestra el vídeo, los hermanos riñones trabajan de forma conjunta filtrando la sangre, sin embargo, existen malos hábitos que pueden dañarlos y que incluso podrían hacerte perder uno o ambos riñones.
¿Cuáles son los malos hábitos que harán que tus riñones se separen para siempre?
En México, más de 12 millones de personas padecen algún grado de enfermedad renal, y muchos lo desconocen. Lo más preocupante es que gran parte de estos casos están directamente vinculados con estilos de vida prevenibles. Estos órganos vitales, que no duermen ni toman vacaciones, son extremadamente vulnerables a la forma en que nos alimentamos, nos hidratamos y medicamos.
Conocer los hábitos que los perjudican es el primer paso para preservar su función a lo largo de la vida:
- Mala hidratación
No beber suficiente agua a lo largo del día fuerza a los riñones a trabajar con un volumen sanguíneo reducido, concentrando la orina y sobrecargando las nefronas, las unidades filtrantes microscópicas. Esta sobrecarga continua puede dañar irreversiblemente estos delicados filtros, reduciendo progresivamente la capacidad de depuración de la sangre. La orina concentrada y escasa también favorece la formación de cálculos renales, cristales dolorosos que pueden obstruir las vías urinarias. Mantenerse adecuadamente hidratado es la forma más simple y económica de proteger la función renal, facilitando la eliminación de sodio, urea y toxinas del cuerpo.
- Abuso de analgésicos
El consumo frecuente y sin supervisión médica de antiinflamatorios no esteroideos (como el ibuprofeno, naproxeno o diclofenaco) constituye una de las causas más comunes de daño renal agudo y crónico. Estos medicamentos, ampliamente disponibles, reducen el flujo sanguíneo hacia los riñones al inhibir la producción de prostaglandinas, sustancias que mantienen los vasos sanguíneos renales dilatados. Cuando este consumo se combina con deshidratación o con otras condiciones preexistentes, el riesgo de insuficiencia renal se multiplica exponencialmente. La creencia de que son "inofensivos" por ser de venta libre los convierte en una amenaza subestimada para la salud renal.
- Dieta alta en sodio y alimentos ultra procesados
El exceso de sal en la dieta es uno de los principales factores de riesgo para el desarrollo de hipertensión arterial, condición que, a su vez, es la segunda causa de enfermedad renal terminal. Los riñones son los responsables de excretar el sodio sobrante, pero cuando la ingesta es abrumadora, se ven forzados a trabajar bajo presión constante. Además, los alimentos ultraprocesados, ricos en fósforo oculto y aditivos, pueden acelerar el deterioro de la función renal en personas con enfermedad preexistente. Una dieta alta en sodio no solo provoca retención de líquidos, sino que puede dañar directamente los glomérulos, las redes de capilares donde se realiza la filtración.
- Consumo excesivo de proteínas animales y suplementos
Si bien las proteínas son esenciales para la salud, una ingesta excesivamente alta, especialmente de origen animal, genera una mayor producción de urea y otros subproductos del metabolismo nitrogenado que los riñones deben filtrar y eliminar. Esta "sobrecarga proteica" incrementa la presión intraglomerular y la hiperfiltración, forzando a los riñones a un trabajo extra que, sostenido en el tiempo, puede promover su envejecimiento prematuro. El consumo desmedido de suplementos proteicos, muy popular en gimnasios, agrava este problema, pudiendo acelerar la progresión de la enfermedad renal en personas susceptibles.
- Fumar y consumir alcohol en exceso
El tabaquismo es un factor de riesgo devastador para la salud renal. Las más de 7,000 sustancias tóxicas del cigarro no solo dañan directamente los vasos sanguíneos de los riñones, reduciendo su irrigación, sino que también empeoran la hipertensión y la diabetes, las dos principales causas de falla renal. Por otro lado, el consumo crónico y excesivo de alcohol desencadena deshidratación severa y eleva la presión arterial, creando un ambiente hostil para la función renal. Además, el alcohol puede alterar el equilibrio de ácido úrico, aumentando el riesgo de gota y de cálculos renales de urato.
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