Conocido médicamente como esteatosis hepática, el hígado graso es una enfermedad en la que se acumula mucha grasa en este órgano. No existe una pastilla que pueda revertirlo, pero el tipo de alimentación que seguimos puede disminuirlo de manera significativa. Esto es lo que debes comer si te diagnosticaron hígado graso.
En entrevista con SuMédico, la nutrióloga Kaviria Cortes Osorio, especialista en Obesidad y Comorbilidades, explica que la alimentación es un pilar en el tratamiento de hígado graso y hay un tipo de dieta que se ha visto puede ser más benéfica en estos casos.
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Es importante entender que el hígado graso se clasifica en dos tipos:
- Hígado graso alcohólico: Como su nombre lo indica, se debe al alto consumo de alcohol.
- Hígado graso no alcohólico: Se relaciona con alteraciones metabólicas.
De acuerdo con la experta, los casos de hígado graso no alcohólico son cada vez más comunes y suelen relacionarse con factores como obesidad, sobrepeso, colesterol y triglicéridos altos, patologías que favorecen una mala regulación energética que a su vez hace que se acumule grasa alrededor del hígado.
Lo más grave es que el hígado graso puede desarrollarse a cualquier edad, incluso en la infancia. “Por eso es muy importante evitar en los pequeños el consumo de azúcares y alta fructosa que viene en productos como jugos envasados porque se relaciona con hígado graso en niños”, alerta Cortes.
Se ha visto que un exceso en la ingesta de calorías genera obesidad, especialmente en la parte central del cuerpo o el abdomen, lo que hace que sea más común ver niños pequeños con hígado graso. El problema de que la enfermedad empiece a una edad tan temprana es que probablemente llegue a una cirrosis.
¿Qué dieta ayuda a controlar el hígado graso?
Cuando se tiene hígado graso, lo primero que recomienda la nutrióloga Cortes es ver si está controlado el colesterol, los triglicéridos, el perfil de lípidos o si hay como tal un síndrome metabólico, es decir, un conjunto de varios factores de riesgo.
“Muchas veces tienen alteración de la glucosa, de la presión arterial, colesterol y triglicéridos altos más sobrepeso y obesidad central o en la cintura”, detalla.
Una vez que se detecten los factores de riesgo particulares de cada paciente, se debe trabajar en un plan de alimentación y ejercicio para bajar de peso, especialmente la grasa visceral o que se concentra en el abdomen y que ya llegó hasta órganos como el hígado.
El tipo de alimentación de una persona con hígado graso dependerá de la etapa de la enfermedad en que se encuentre, porque “no es lo mismo un grado inicial donde todavía no hay síntomas a una enfermedad grave donde ya está tan inflamado el hígado que tenemos várices esofágicas, sangrado o hasta una cirrosis”.
Cambios en la alimentación con hígado graso
En las etapas tempranas del hígado graso la experta señala que basta con hacer cambios en la alimentación, que sea equilibrada, rica en omega 3 y baja en grasas saturadas y trans.
“Lo ideal es una dieta tipo mediterránea, que incluye muchos cereales integrales, verduras frescas, granos completos, pescados y carnes blancas y por supuesto, grasas saludables”, puntualiza.
En etapas más avanzadas de hígado graso la alimentación es mucho más específica porque se tiene que cuidar que no empeoren las várices esofágicas o posibles sangrados, ni que se incrementen los desechos que se están acumulando.
Existen muchos mitos alrededor de la alimentación con hígado graso y uno de los más comunes tiene que ver con las frutas ¿se pueden comer todas? Esto nos respondió la nutrióloga Osorio:
“Están muy satanizadas por la alta fructosa, pero eso no necesariamente afecta si se consumen. No hay una fruta en específico que cause hígado graso o que lo empeore, pero sí es cierto que hay que cuidar las porciones que se consumen en algunos pacientes para no favorecer más la acumulación de grasa, por eso siempre se tiene que hacer un plan alimenticio de la mano de un especialista”, recalca.
Otro alimento que se ha señalado como no ideal en el hígado graso es el huevo, principalmente por el colesterol, pero la nutrióloga Osorio aclara que dependerá del estado de salud general del paciente.
“Si la persona tiene un colesterol muy elevado, entonces primero tenemos que hacer un plan alimenticio para controlarlo y en estos casos sí será importante disminuir el consumo de yema, pero como tal el huevo no es una mala opción, sino la suma de alimentos con grasas saturadas”.
Dietas para desintoxicar el hígado ¿realmente funcionan?
Aunque hay muchos influencers y coach que aseguran que es posible tener un hígado saludable por medio un “détox” para limpiarlo de manera natural con jugos u otros remedios naturales, la realidad es que solo se trata de soluciones engañosas.
Al respecto, Kaviria Osorio enfatiza que debemos tener claro que el hígado NO necesita una limpieza porque tanto este órgano como los riñones son los que en realidad se encargan de desintoxicar el cuerpo, así que más que querer limpiarlos, hay que cuidarlos con una dieta equilibrada.
“No existen jugos que curen el hígado graso, tiene que ser un cambio en el estilo de vida para disminuir la acumulación de grasa visceral y alrededor del hígado, así como las patologías base, como la glucosa alta, el sobrepeso y el colesterol elevados”, destaca.
¿Hay un mejor ejercicio para evitar la grasa hepática?
Osorio responde que cualquier tipo de ejercicio puede ayudarnos a revertir el hígado graso, pero se ha visto que la combinación del tipo cardiovascular junto con el de fuerza o pesas tiene mejores efectos en la pérdida de grasa visceral.
Lo ideal es combinar ambos ejercicios y llegar a un mínimo de 200 minutos por semana, aunque dependerá también de la etapa de hígado graso en que se encuentre el paciente. “Si ya está avanzado, debe haber más cuidado con el tipo de actividades que se realizan”.
Suplementos ideales en el hígado graso
La suplementación es otra parte importante del tratamiento, pues se ha visto que la vitamina E y el omega 3 tienen efectos positivos en el tratamiento del hígado graso. Según la experta, disminuyen la inflamación y ayudan al metabolismo de las grasas, evitando la acumulación alrededor del hígado. También pueden ayudar con los triglicéridos.
Sin embargo, cualquier suplemento debe tomarse bajo la supervisión de un especialista para que indique la dosis ideal y el tipo de alimentación con que se debe acompañar, porque es solo un complemento, no un tratamiento.
Finalmente, la nutrióloga Osorio recalca que para evitar el hígado graso y otras enfermedades metabólicas hay que mantener un peso saludable, es decir, con una buena masa muscular y menos tejido de grasa.
Tampoco podemos olvidarnos de otras medidas como dormir bien, tomar suficiente agua, comer de manera equilibrada, con menos azúcares y grasas saturadas, más verduras, frutas y fibra.
“El hígado graso es una enfermedad reversible y prevenible con cambios en nuestro estilo de vida, especialmente en pacientes que ya tienen enfermedades crónico-degenerativas, quienes también deben hacerse chequeos de enzimas hepáticas y ultrasonidos porque el hígado graso no da señales, hay que buscarla”, concluye.
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