La enfermedad renal crónica (ERC) es a menudo etiquetada como una condición mortal o terminal, una percepción que la doctora Marisol Torres Toledano, coordinadora clínica en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), busca desmentir. Si bien México enfrenta una alta prevalencia de este padecimiento, la especialista enfatiza que el diagnóstico oportuno y las innovaciones terapéuticas pueden hacer que los pacientes lleven vidas funcionales y plenas.
"Hoy día la enfermedad renal crónica no tiene por qué ser una enfermedad terminal agónica en donde ya estamos hablando de que se perdió toda la situación de funcionalidad, de calidad de vida del paciente. Yo creo que ese es el principal reto que tenemos en México", afirma la doctora Torres Toledano, quien será una de las ponentes del Foro Innovación Médica transformando la vida de los pacientes, que se realizará el próximo 20 de noviembre en el Centro Médico Nacional Siglo XXI.
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El reto de una enfermedad silenciosa
La función del riñón es esencialmente eliminar toxinas a través de la orina, y cuando esta función falla, las toxinas se quedan en el cuerpo. Uno de los principales desafíos de la enfermedad renal crónica es que no se asocia con un síntoma o dolor específico hasta que el paciente se encuentra en etapas muy avanzadas. Debido a su naturaleza asintomática durante mucho tiempo, la población tiende a postergar la atención, lo cual puede ser fatal.
“El tema es creo que tenemos etiquetada la enfermedad renal crónica como algo mortal, como algo grave, como algo a lo que le tengo miedo y lo que hacemos cuando tenemos este temor es que postergamos. Ya me dijeron que tengo enfermo mi riñón, pero me siento bien, me espero al otro año. Y ya me dijeron que me tengo que hacer diálisis, pero me da miedo y no lo quiero hacer.
“Entonces, yo creo que hoy día lo más importante es hacerlo a tiempo. ¿Por qué? Porque si realmente te atiendes a tiempo, a lo mejor te dan tres o cuatro tabletas y te puedes ir sin diálisis por muchos años, cinco años, siete años, 10 años y yo creo que eso es lo importante”, destaca la especialista del IMSS.
Factores de riesgo: una alerta nacional
A nivel mundial, casi el 50% de los pacientes con daño renal son diabéticos o hipertensos, siendo estas las causas más frecuentes. Sin embargo, la doctora Torres Toledano señala una preocupante realidad en el país: el principal factor de riesgo es ser mexicano, ya que México se sitúa dentro de los países con más pacientes con enfermedad renal crónica a nivel mundial.
Entre los factores de riesgo que aceleran el daño renal se encuentran:
- Diabetes e Hipertensión.
- Tabaquismo.
- Sobrepeso y Obesidad.
- Antecedentes Cardíacos: Haber sufrido infartos o tener angina de pecho.
- Antecedentes Familiares: Tener familiares que desarrollaron enfermedad renal crónica antes de los 40 años.
- Mala Nutrición: Consumo de comida muy procesada, refrescos, exceso de sal, enlatados y conservadores.
- Falta de Cuidado Personal: No beber suficiente agua y no hacer ejercicio.
- Complicaciones del Embarazo: Preeclampsia.
Se estima que hasta 13 millones de personas en México pueden tener enfermedad renal crónica y más de la mitad ni siquiera lo saben.
Prevención: la clave está en la detección temprana
La prevención comienza con la conciencia y la acción, incluso en ausencia de síntomas. La doctora Torres Toledano recomienda que, independientemente de la edad o las enfermedades preexistentes, la población debe realizarse estudios periódicos.
Una prueba fundamental, sencilla y económica es la medición de creatinina en sangre, que indica si los riñones funcionan regularmente. Se sugiere realizar este estudio al menos una vez al año, o cada dos a cinco años si se es muy saludable, a partir de los 18 o 20 años.
Además de la creatinina, otros signos que deberían alertar a las personas son:
- Retención de líquidos persistente, como los pies hinchados.
- Orinar con espuma (lo que sugiere presencia de muchas proteínas en la orina).
- Orinar con sangre (un foco rojo inmediato).
Medidas de prevención:
- Implementar estilos de vida saludables, lo único que asegura una mejor salud renal a mediano plazo.
- Controlar las enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión mediante medicamentos y cuidados adecuados.
- Mantener un peso adecuado, evitar el sobrepeso y la obesidad.
- Moderar el consumo de sal, refrescos, enlatados y conservadores.
- Hacer ejercicio y beber suficiente agua.
Tratamientos y una nueva mentalidad: vivir con enfermedad renal crónica
La enfermedad renal crónica se caracteriza por una curva decreciente en la funcionalidad renal. Cuando la función cae por debajo del 15%, se requieren terapias de sustitución como diálisis, hemodiálisis o trasplante.
Sin embargo, el objetivo actual de la atención médica es hacer que la curva de daño en los riñones sea "más acostadita", es decir, más lenta. La innovación en la atención es "extraordinaria", y las estrategias terapéuticas, farmacológicas y de cambio de estilo de vida, han evolucionado. La doctora Torres Toledano destaca que la intervención de un equipo multidisciplinario que incluya a nutriólogos, psicólogos y nefrólogos es clave para frenar el avance de la enfermedad.
El reto es diagnosticar al paciente antes de que necesite diálisis o hemodiálisis. El trasplante renal es una opción que aumenta significativamente la calidad de vida, la funcionalidad, y la esperanza de vida. Un paciente trasplantado puede vivir 10 o 15 años más, y algunos incluso han recibido hasta tres trasplantes, manteniendo su funcionalidad. Estos pacientes están trabajando y desempeñándose activamente en sus comunidades, afirma la especialista del Seguro Social.
La doctora Torres Toledano destaca que es posible que un enfermo renal nunca requiera terapia de sustitución, siempre y cuando se detecte y se cuide a tiempo.
"Puede ser que un enfermo renal nunca requiera terapia de sustitución, simplemente por los cuidados y por tener las terapéuticas que hoy día realmente son innovadoras, son funcionales, son accesibles en los costos, porque la realidad es que no son terapias exorbitantemente costosas".
La enfermedad renal no implica el fin de la funcionalidad o la calidad de vida; el reto de México es cambiar esta mentalidad y fomentar la salud renal para asegurar que, independientemente de la etapa, el enfermo renal sepa que no está solo.
