Últimamente todos parecen obsesionados con agregar proteína a su dieta. La tendencia del proffee, una mezcla de café con proteína en polvo, se ha vuelto popular entre influencers del bienestar, pero ¿realmente deberías agregar proteínas a tu café?
Te podría interesar
Proffee: ¿realmente deberías agregar proteínas a tu café?
Para responder a esta pregunta, Well+good consultó a expertas en nutrición que explican cuándo (y para quién) esta moda tiene sentido, y cuándo simplemente es un exceso más de la cultura del "alto rendimiento".
Según Kristy Del Coro, nutricionista clínica y culinaria, la mayoría de los adultos ya consumen suficiente proteína sin proponérselo. La recomendación general es de 0.8 gramos por kilo de peso corporal, lo que significa que una persona de 68 kg necesita apenas unos 55 gramos diarios. Eso se puede cubrir fácilmente con un filete de pollo y un huevo, sin contar los aportes de granos, lácteos, legumbres o nueces.
Sin embargo, hay ciertos grupos que sí requieren más: personas mayores, atletas, embarazadas o en lactancia, quienes se recuperan de una cirugía o enfermedad, o quienes están perdiendo peso rápidamente (por ejemplo, usuarios de medicamentos como GLP-1). Para ellos, el requerimiento puede elevarse a entre 1.2 y 1.8 gramos por kilo de peso.
¿Qué ventajas tiene agregar proteína a tus bebidas?
Más allá del proffee, si te cuesta alcanzar tus requerimientos diarios de proteína por falta de tiempo, problemas digestivos o restricciones alimentarias, añadir proteína a tus bebidas puede ser práctico. Algunas razones por las que podrías considerarlo:
- Es conveniente: Un batido con proteína puede suplir una comida rápida en días ocupados.
- Fácil de digerir: En momentos como el post-entrenamiento, el cuerpo absorbe más rápido los líquidos.
- Distribución más equilibrada: No se trata de un “momento mágico” para tomar proteína, pero sí conviene repartirla a lo largo del día para maximizar su aprovechamiento.
Sin embargo, no todo es proteína, ni todo es saludable, según la experta. Porque aunque agregar proteína a todo puede sonar inofensivo, hay varios matices importantes:
- No está regulado por la FDA: Los polvos de proteína no pasan por el mismo control que los medicamentos. Algunas marcas contienen metales pesados o ingredientes no declarados. Es clave optar por productos con pruebas de terceros.
- Ingredientes ocultos: Azúcares añadidos, edulcorantes artificiales, grasas y aditivos pueden camuflarse bajo una imagen “saludable”.
- Menos saciedad: Beber calorías no satisface igual que masticarlas. Comer lentamente ayuda a controlar el hambre; un batido puede sumar calorías sin darte cuenta.
- Exceso de proteína: Cuando hay un exceso, puedes desplazar otros nutrientes esenciales como grasas saludables o carbohidratos complejos.
- Molestias digestivas: Algunas personas presentan hinchazón o gases por la proteína en polvo, especialmente si contiene lactosa o aditivos.
Finalmente, no todas las proteínas son iguales. Busca opciones con alta biodisponibilidad (como el suero de leche o proteínas vegetales como soya o chícharo), ingredientes simples y marcas certificadas por laboratorios independientes. Si prefieres evitar los polvos, puedes usar alternativas naturales como yogurt griego, crema de nuez o tofu sedoso.
En resumen, la proteína es importante, pero no lo es todo. Si ya comes de forma equilibrada, no necesitas reforzar cada bebida con ella. En vez de obsesionarte con un solo nutriente, busca el balance: combina proteínas con grasas buenas y carbohidratos integrales. Porque el verdadero bienestar no está en seguir modas como el proffee, sino en nutrir tu cuerpo con inteligencia.