El pie diabético puede causar úlceras, infecciones y amputaciones si no se atiende a tiempo. Esta enfermedad es una de las complicaciones más frecuentes y peligrosas de la diabetes. La combinación de daño en los nervios (neuropatía), mala circulación y niveles altos de glucosa aumenta el riesgo de lesiones que pueden evolucionar rápidamente hacia infecciones graves.
La neuropatía diabética reduce la capacidad de sentir dolor, calor o frío, lo que puede impedir que el paciente note heridas o ampollas que después se infectan. Esta condición requiere un cuidado diario y un monitoreo constante para prevenir consecuencias severas.
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Gran parte de las amputaciones en personas con diabetes se originan en una úlcera que no fue atendida a tiempo. Por ello, conocer las medidas de prevención y las señales de alarma puede marcar la diferencia.
¿Qué señales de alarma tiene el pie diabético?
Reconocer los síntomas tempranos es clave para evitar complicaciones. Cualquier herida, úlcera o cambio de coloración en los pies debe evaluarse de inmediato para prevenir infecciones profundas o daño irreversible. Debes consultar a un profesional de la salud si notas ciertos cambios en tu pie:
- Hormigueo, entumecimiento.
- Pérdida de sensibilidad.
- Calentamiento, enrojecimiento.
- Inflamación repentina.
- Grietas, ampollas o heridas que no sanan.
- Cambio de coloración, especialmente manchas oscuras.
- Mal olor persistente o secreción amarillenta.
- Uñas encarnadas, callos dolorosos o infecciones.
¿Qué factores aumentan el riesgo de pie diabético?
Niveles altos de glucosa durante tiempos prolongados y la disminución en la sensibilidad en los pies son los principales factores de riesgo de esta condición. Otros factores que inciden son:
- Mala circulación y enfermedad arterial periférica.
- Historial de úlceras o amputaciones previas.
- Tabaquismo, que empeora la circulación.
- Alcoholismo.
- Zapatos inadecuados o caminar descalzo.
- Infecciones fúngicas o callos mal tratados.
Por esta razón, el cuidado diario puede prevenir lesiones en el futuro. Revisar los pies todos los días, lavar con agua tibia y secar con suavidad, hidratar la piel, cortar las uñas rectas, usar calcetines y calzado adecuado, nunca caminar descalzo y mantener un buen control de glucosa.
El uso de calzado especializado, con espacio adecuado para los dedos y materiales suaves, disminuye significativamente el riesgo de ulceraciones.
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