Las relaciones de pareja se cuidan día a día, pero qué mejor que hacerlo procurando la salud de ambos, por lo que hoy te mostraremos el hábito que te ayudará a mejorar tu relación de pareja y la salud de tu corazón.
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El portal de Psychology Today señala que existe un hábito que puede mejorar tu relación de pareja mientras protege la salud de tu corazón, reduce el estrés, aumenta la sensación de bienestar y te permite mantener vínculos fuertes y sanos.
¿Cuál es el hábito que te ayudará a mejorar tu relación de pareja y la salud de tu corazón?
La corregulación es el hábito que te ayuda a lidiar mejor con las situaciones que generan estrés, a construir una conexión más poderosa con la pareja, a liberar las hormonas de la felicidad y también a cuidar de la salud del corazón.
¿Qué es la corregulación?
La corregulación emocional es un proceso interpersonal en el que una persona influye de manera positiva en el estado fisiológico y emocional de otra para ayudarla a regularse. A diferencia de la autoregulación, que es un esfuerzo interno, la corregulación es un baile conjunto donde un miembro de la pareja, que se encuentra en un estado de calma o mayor equilibrio, actúa como un "sistema nervioso externo" temporal para el otro que está angustiado. No se trata de resolver el problema por el otro, sino de ofrecer una presencia tranquila y de contención que facilite que su pareja pueda bajar sus niveles de alerta y acceder a sus propias herramientas de gestión. Es la base de un apego seguro y la antítesis de la codependencia.
¿Cómo la corregulación ayuda a las relaciones de pareja?
En una discusión, sin corregulación, el sistema nervioso simpático de ambos se activa (respuesta de lucha/huida), principalmente a la reactividad: gritos, críticas destructivas y desconexión. La corregulación rompe este ciclo. Cuando una persona se calma al sentirse comprendida y segura, puede escuchar y responder en lugar de reaccionar. Esto transforma los conflictos de batallas campales en oportunidades de entendimiento mutuo, fortaleciendo la confianza y la intimidad. La pareja deja de verse como una amenaza y se convierte en un equipo que enfrenta los problemas juntos, creando un círculo virtuoso de apoyo y seguridad que previene la erosión emocional del vínculo.
La corregulación también es clave para cuidar el corazón
El vínculo entre las emociones y el corazón es más literal de lo que se cree. El estrés conflictivo en la relación genera picos de hormonas como el cortisol y la adrenalina, que a su vez elevan la presión arterial, la frecuencia cardíaca y la inflamación crónica en el cuerpo, dañando progresivamente los vasos sanguíneos. La corregulación actúa como un potente amortiguador fisiológico. Gestos como un abrazo prolongado (que libera oxitocina, la "hormona del amor") o una conversación calmada reducen la producción de cortisol, disminuyen la presión arterial y ralentizan el ritmo cardíaco. Así, protegen directamente al sistema cardiovascular de la sobrecarga constante.
Estudios longitudinales, como aquellos conducidos por la Universidad de Utah o la Universidad Estatal de Ohio, han demostrado una correlación directa entre la calidad de la relación y marcadores de salud física. Las parejas que reportan altos niveles de hostilidad durante las discusiones muestran una peor capacidad de cicatrización de heridas, mayores niveles de inflamación y un engrosamiento de las paredes arteriales. Por el contrario, aquellas que utilizan tácticas de corregulación—incluso durante desacuerdos—presentan perfiles cardiovasculares más saludables, con una reactividad al estrés significativamente menor, lo que se traduce en un riesgo reducido de desarrollar hipertensión, infartos y otras enfermedades cardiometabólicas.
¿Cómo practicar la corregulación en el día a día?
Incorporar la corregulación requiere práctica e intencionalidad. Comienza por aprender a reconocer los signos de desregulación en uno mismo y en la pareja (mandíbula apretada, tono de voz elevado, respiración agitada).
Ante esto, se pueden aplicar estrategias simples: Hacer una pausa: Sugerir tomarse 20 minutos para calmarse por separado antes de seguir hablando. Contacto físico no invasivo: Tomar la mano o un abrazo si la otra persona está receptiva. Validación emocional: Decir "Entiendo que esto te esté frustrando" o "Estoy aquí contigo".
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