QUESO

¿Comer queso es bueno para el cerebro y podría ayudar a prevenir la demencia? Esto dice la ciencia

Un estudio sueco de 25 años vincula el consumo de quesos grasos con un menor riesgo de demencia, pero científicos advierten: es una asociación, no una causa comprobada

Descubre qué tan bueno es el queso para el cerebro
Descubre qué tan bueno es el queso para el cerebroCréditos: (Canva)
Escrito en NUTRICIÓN Y DIETAS el

Durante décadas, el queso ha sido señalado por su alto contenido en grasas saturadas. Sin embargo, una nueva investigación de largo alcance publicada en la prestigiosa revista Neurology encontró que un mayor consumo de quesos con alto contenido graso podría estar asociado a un menor riesgo de desarrollar demencia en el futuro.

Este hallazgo, que ha causado revuelo, no llega para absolver al queso como un "superalimento" cerebral, sino para abrir un fascinante debate científico. La investigación, con fortalezas notables y limitaciones cruciales, nos obliga a mirar más allá del titular y a entender la sutil diferencia entre lo que un estudio observa y lo que realmente prueba. 

El estudio: Un 13% menos de riesgo y muchos puntos suspensivos

La investigación, liderada por científicos de la Universidad de Lund en Suecia, siguió durante 25 años los hábitos alimenticios de 27 mil 670 adultos. Los resultados mostraron que las personas que consumían al menos 50 gramos diarios de queso graso (equivalente a unas dos rebanadas delgadas) tenían un riesgo de demencia un 13% menor en comparación con quienes consumían menos de 15 gramos. Una asociación similar se observó con la nata alta en grasa.

El dato crucial, y a menudo omitido, es que esta protección aparente no se extendió a otros lácteos. Los productos bajos en grasa, la leche, el yogur o la mantequilla no mostraron este vínculo favorable. Esto ha llevado a los investigadores a hipotetizar que componentes específicos de la grasa láctea —como ciertos ácidos grasos, vitaminas (K2, B12) o compuestos bioactivos— podrían tener un papel modulador en la inflamación cerebral o la salud vascular.

Un estudio sueco de 25 años vincula el consumo de quesos grasos con un menor riesgo de demencia, pero científicos advierten: es una asociación, no una causa comprobada. (Foto: Canva)

Es importante NO sacar conclusiones prematuras

A pesar de lo llamativo de los números, la comunidad científica ha reaccionado con extrema cautela. La neurocientífica Tara Spires-Jones, del Instituto de Investigación de la Demencia del Reino Unido, aclara a través del Science Media Centre: "Estos son datos interesantes, pero no prueban que un alimento concreto proteja contra la demencia".

¿Por qué tanta prudencia? El estudio es observacional. Este diseño puede identificar asociaciones, pero no puede determinar que el queso cause la reducción del riesgo. Es el talón de Aquiles de la investigación: ¿comen más queso graso las personas que, por otros motivos, ya tienen un menor riesgo de demencia?

El epidemiólogo Naveed Sattar, de la Universidad de Glasgow, señala un dato revelador: los participantes que más queso graso consumían tenían, en promedio, un mayor nivel educativo. Este factor, fuertemente ligado a un menor riesgo de demencia, podría ser un "confusor residual" clave. Es decir, el beneficio podría atribuirse a un estilo de vida general más saludable, un mejor acceso a la salud o una reserva cognitiva mayor, y no al queso en sí.

La investigación arroja matices importantes que frenan cualquier generalización apresurada:

  • La clave genética: La aparente protección del queso graso no se observó en personas portadoras de la variante genética APOE e4, el mayor factor de riesgo genético conocido para el Alzheimer. Esto sugiere que cualquier efecto potencial podría depender de la genética individual.
  • Un estudio, una dieta: La investigación se centró exclusivamente en la población sueca, cuya dieta láctea incluye quesos muy grasos y maduros como el Västerbottensost. No es extrapolable directamente a dietas mediterráneas donde predominan otros tipos de queso, por más grasos que sean (como el manchego).
  • Una foto desenfocada en el tiempo: La dieta de los participantes se evaluó principalmente al inicio del estudio, hace 25 años. Como advierte Spires-Jones, "es muy probable que la dieta y otros factores del estilo de vida hayan cambiado" en ese lapso, lo que difumina la relación de causa-efecto.

¿Puedo comer mucho queso por qué es bueno para el cerebro?

La respuesta corta y contundente de la ciencia es: no, no todavía. Los hallazgos son una hipótesis provocadora que justifica más investigación, no un mandato dietético.

Los expertos consultados coinciden en que lo más sólido para la salud cerebral sigue siendo un patrón dietético global, no alimentos aislados. Dietas como la mediterránea, ricas en frutas, verduras, legumbres, pescado y aceite de oliva, tienen evidencia robusta en la protección cognitiva. En este contexto, el queso puede ser una fuente valiosa de nutrientes como calcio y proteínas, pero su consumo debe ser moderado y preferentemente dentro de ese patrón saludable.

La coautora del estudio, Emily Sonestedt, lo resume: "Se necesita más investigación para confirmar nuestros resultados y explorar si consumir ciertos lácteos con alto contenido de grasa realmente ofrece algún nivel de protección". Mientras esa evidencia llega, el queso puede seguir en la mesa, pero no como una píldora milagrosa, sino como lo que siempre ha sido: un alimento a disfrutar con sentido común, dentro de un estilo de vida activo y una dieta diversa y equilibrada.

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