El estrés es uno de los padecimientos más comunes en el siglo XXI, caracterizada por la autoexplotación del trabajador y la pérdida de derechos como las pensiones o prestaciones básicas. Es la consecuencia de una sociedad acelerada, sin tiempo para el descanso.
El estrés es una respuesta natural del cuerpo ante situaciones desafiantes, pero ha pasado de ser una herramienta de supervivencia en situaciones extremas a convertirse en un problema de salud alrededor de todos los países del mundo. Las demandas laborales, los conflictos personales y la sobreexposición de la tecnología han hecho del estrés crónico una de las condiciones más comunes y peligrosas entre las personas.
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En otras palabras, el estrés crónico se ha convertido en uno de los principales factores de riesgo para enfermedades físicas y mentales en la actualidad.
¿Cómo saber si padezco estrés crónico y cómo puedo combatirlo?
Ante circunstancias agobiantes, producimos adrenalina y cortisol, las hormonas por excelencia que causan el estrés, sustancias que nos dan un empuje inicial, pero también tienen efectos negativos en el cuerpo humano en exceso.
La Organización Mundial de la Salud define al estrés como: “Se puede definir el estrés como un estado de preocupación o tensión mental generado por una situación difícil. Todas las personas tenemos un cierto grado de estrés, ya que se trata de una respuesta natural a las amenazas y a otros estímulos. Es la forma en que reaccionamos al estrés lo que marca el modo en que afecta a nuestro bienestar”
Hay múltiples causas para el estrés como presión laboral, jornadas largas, inseguridad financiera, deudas, desempleo, problemas familiares o de pareja, problemas de salud o enfermedades crónicas.
Las señales más comunes que indican el sufrimiento de este padecimiento son:
- Necesidad excesiva de estar activo en el trabajo, la escuela o cualquier actividad.
- Dificultad para desconectarse del mundo, sin poderte despegar de pantallas o celular.
- Preocupación excesiva por múltiples asuntos.
- Sufrir arrebatos de depresión o rabia.
- Impaciencia para hacer cualquier cosa.
- Nunca decir que no.
- Percibir lentitud en el tiempo o falta para realizar muchas cosas.
- Agotamiento extremo y falta de sueño.
Ante la proliferación de personas estresadas en todas partes del mundo, la OMS ha propuesto una serie de recomendaciones para disminuir los indicadores:
- Seguir una rutina diaria.
- Hacer ejercicio físico.
- No seguir demasiado tiempo las malas noticias.
- Pasar tiempo con amigos y seres queridos.
- Llevar una dieta equilibrada.
Recuerda, el estrés es una respuesta natural a las inclemencias del entorno, no dudes en atenderte y buscar ayuda profesional en caso de que interfiera con tus actividades diarias. Un terapeuta o experto en salud mental puede enseñarte herramientas y estrategias efectivas para manejar el estrés crónico, la ansiedad y la depresión.
Manejar el estrés es un proceso continuo. Experimenta con diferentes técnicas y descubre las que mejor funcionan para tu persona.
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