En psicología, estresarse significa sentirse abrumado, saturado o incapaz de manejar una situación, incluso si no es objetivamente tan exigente. Es una respuesta emocional y física del cuerpo ante una percepción de exceso de demanda o falta de control.
El agobio es una reacción al estrés prolongado y estímulos intensos por parte de la vida laboral o escolar, donde el sistema nervioso activa mecanismos de defensa físicos como el aumento del ritmo cardíaco o la tensión muscular.
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Esta reacción puede ser una respuesta emocional ante el estrés o la sobrecarga mental. Aquí en Sumédico explicamos sus causas, su relación con la ansiedad y cómo aprender a gestionarlo.
Las interpretaciones del estrés en la psicología
Las personas con ansiedad tienden a percibir las situaciones como más amenazantes o difíciles, lo que genera una reacción de agobio más rápida, caracterizada por los síntomas del estrés. Por ello, las interpretaciones de este conjunto de acciones pueden ser múltiples:
Perfeccionismo o autoexigencia
Quienes buscan hacerlo todo bien o temen cometer errores suelen sentirse desbordados con facilidad.
Sobrecarga de estímulos
El exceso de tareas, ruido o información (por ejemplo, redes sociales o multitareas) puede saturar el cerebro y provocar agotamiento mental.
Al respecto, Tom Falkenstein, psicólogo y psicoterapeuta, escribió: "Tener un sistema nervioso central muy sensible y reactivo significa que los hombres altamente sensibles a menudo se sobreestimulen rápidamente. Procesan estímulos internos de forma más profunda (sentimientos, pensamientos, sensaciones corporales) así como estímulos externos (personas, ruidos, luz, olores), que pueden conducir rápidamente a sentimientos excesivos. Este estado de sobreestimulación puede manifestarse en forma de sentimientos fuertes, pensamientos dispares, tensión física, mental y emocional, e inquietud interna. Esto es a menudo seguido por el agotamiento y el cansancio porque su sistema nervioso ha estado funcionando “en sobremarcha”.
Falta de descanso o desconexión
Dormir poco o no tener espacios de relajación debilita la capacidad de tolerar el estrés. Un correcto ciclo de sueño, sin el uso de pantallas o sobrestimulación puede garantizar el correcto descanso.
Dificultades en la gestión emocional
Algunas personas no aprendieron estrategias para manejar la frustración o la incertidumbre, por lo que se sienten rápidamente sobrepasadas.
Los terapeutas o especialistas en salud mental pueden otorgar herramientas de gestión emocional para controlar y nombrar sentimientos.
Trastornos psicológicos subyacentes
El agobio constante puede ser síntoma de ansiedad generalizada, depresión o burnout, por lo que conviene evaluarlo con un profesional.
Todas estas manifestaciones corresponden a que el cuerpo libera cortisol y adrenalina, hormonas del estrés que provocan:
- Aceleración del pulso y respiración.
- Sensación de nudo en el pecho o garganta.
- Dolor de cabeza
- Fatiga mental.
- Dificultad para concentrarse.
Si esta respuesta se mantiene, puede afectar la salud física y emocional, generando cansancio crónico, irritabilidad o insomnio.
¿Cómo manejar el estrés desde la psicología?
Anota las situaciones que te sobrepasan para reconocer patrones y anticiparte. Las técnicas de atención plena ayudan a calmar la mente y reducir la reacción automática al estrés. Además, aprender a decir “no” o a delegar tareas evita la sobrecarga.
Otro factor a tomar en cuenta es dormir bien y tomar pausas breves durante el día son esenciales para evitar la saturación mental.
Finalmente, un terapeuta puede enseñar estrategias de regulación emocional y manejo del estrés adaptadas a tu caso.
Aplicar estrategias de autocuidado puede ayudarte a recuperar el equilibrio y mejorar tu higiene mental.
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