Para millones de personas en todo el mundo, el pronóstico del tiempo es más que una guía para vestirse adecuadamente: es un predictor de su bienestar articular. Ese dolor sordo que anuncia un frente frío, esa rigidez matutina que empeora con la humedad, no son meras coincidencias, por lo que el Dr. Carlos Suárez Ahedo, ortopedista especialista en cirugía de cadera y rodilla, da las claves para combatir este problema.
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La ciencia ha confirmado lo que los pacientes articulares saben por experiencia: el clima afecta directamente a las articulaciones, especialmente en quienes padecen condiciones crónicas.
El frío aumenta el dolor articular
Un análisis publicado en la National Library of Medicine establece que los factores meteorológicos están "significativamente asociados con el dolor en articulaciones afectadas por osteoartritis". Por su parte, la Arthritis Foundation advierte que la combinación de clima frío y húmedo puede intensificar la sensación de dolor y rigidez, afectando especialmente a personas mayores o con padecimientos musculoesqueléticos.
"Durante los meses fríos aumentan las consultas por dolor articular", confirma el Dr. Carlos Suárez Ahedo. "No necesariamente porque el frío cause daño, sino porque agrava síntomas existentes, sobre todo en personas con artritis, lesiones previas o poca movilidad".
¿Cuáles son las claves para que el frío no afecte tus articulaciones?
Protegerse del frío articular es posible con medidas preventivas simples pero efectivas:
- Abrigarse estratégicamente
Mantener el calor corporal es fundamental. Ropa térmica, guantes, calcetines gruesos y protectores articulares específicos ayudan a conservar la temperatura donde más se necesita.
- Movimiento como medicina
Caminar, estirarse suavemente o realizar ejercicio ligero en interiores evita que las articulaciones se "enfríen" y mantiene la circulación activa. La constancia es más importante que la intensidad.
- Calentamiento prolongado
Antes de cualquier actividad física, dedicar al menos 10 minutos a preparar músculos y articulaciones previene lesiones y mejora el rendimiento articular.
- Terapia de calor local
Compresas tibias, baños de agua caliente o mantas eléctricas aplicadas en zonas dolorosas alivian temporalmente el dolor y mejoran la circulación.
- Postura dinámica
Evitar permanecer demasiado tiempo en la misma posición. Implementar pausas activas cada 45-60 minutos si se trabaja sentado o se ve televisión por largos periodos.
- Continuidad en los tratamientos
No suspender fisioterapia, ejercicios prescritos o medicamentos recomendados, incluso si inicialmente las molestias aumentan.
- Consulta profesional oportuna
Si el dolor o la inflamación empeoran significativamente, acudir al especialista para una valoración o ajustes en el tratamiento. No atribuir todo al clima sin verificación médica.
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