Kayleigh Walker, es una mujer de 37 años, ciudadana de Cardiff, Gales quien actualmente es madre de dos hijos y que lucha contra un cáncer de mama terminal y su objetivo es buscar conciencia entre los médicos y las mujeres sobre la enfermedad, ya que sus síntomas fueron atípicos.
Walker se desempeñaba como maestra y estaba embarazada cuando visitó a un total de 19 médicos por fuertes dolores de espalda y cuello, la mayoría de ellos señaló que sus malestares se debían a cargar con el peso extra de un bebé, incluso le llegaron a decir que no podían hacer nada ya que se encontraba embarazada.
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"Simplemente me sentí ignorada. Sentí que solo estaba escondida detrás de mi embarazo. Tan pronto como la gente escuchó la palabra embarazada, fue como 'oh, realmente no hay nada que podamos hacer porque estás embarazada’, dijo sobre la agonizante espera de un diagnóstico preciso.
Sus dolores empezaron antes de su embarazo de su segunda hija, sin embargo, los doctores ignoraban su dolor
El calvario comenzó a principios del año pasado, justo antes de que Walker quedara embarazada de su segunda hija, cuando comenzó a sufrir "un poco de dolor de cuello".
A lo largo de su embarazo, el dolor empeoró progresivamente, extendiéndose a su espalda y sus brazos. "Mi espalda comenzó a ponerse muy mal. Se lo señalé a los profesionales médicos y se encogieron de hombros, ya que estaban ocurriendo muchos cambios en mi cuerpo".
Indica que no podía levantarse, doblarse o agacharse a recoger cosas del suelo, mucho menos levantar a su hija de tres años de edad.
"Sentí que estaba sobreviviendo día a día. Incluso los minutos se sintieron como horas", agregó.
Esto progresó a un dolor de espalda insoportable, espasmos musculares y huesos rotos, dejando a la madre con una enfermedad terminal en una silla de ruedas.
Sin embargo, Walker, no podía tomar analgésicos lo suficientemente fuertes como para aliviar el dolor debido al embarazo, se le negó una resonancia magnética: los médicos le dijeron que eran solo para "situaciones de vida o muerte".
"Pero las mujeres embarazadas no son superheroínas, se enferman como todos los demás", dijo Walker.
Luego, a las 30 semanas de embarazo, Walker encontró un bulto en su seno derecho, un signo revelador de cáncer. La enviaron a hacerse una ecografía y una resonancia magnética que revelaron cáncer de mama. También tenía un brazo fracturado y las vértebras de la espalda se habían colapsado como resultado de la propagación de la enfermedad a sus huesos.
"Mis huesos estaban comidos por la polilla. Tenía los huesos de una persona de 80 años y me había fracturado el brazo al levantar una tetera para preparar una taza de té. "Mi corazón se hundió porque pensé que sí, que ella sabe lo que me pasa. Era ese silencio en el que sabes que pueden ver algo", contó.
Walker fue llevada de urgencia para una cesárea de emergencia en agosto pasado, debido a los temores de que quedaría paralítica si llegaba a término.
Walker quiere que sus hijas se sientan orgullosas de su legado
La segunda hija de Walker, Rosie, nació 10 semanas antes de tiempo, ella ahora se encuentra bien. Pero, solo dos días después, Walker fue llevada a una operación en su espalda, que implicó que le insertaran seis varillas y 12 tornillos en la columna vertebral.
"Tan pronto como tuve esa operación, sentí que estaba arreglada. No lo estaba, porque obviamente tenía esta enfermedad horrenda que me estaba matando, pero sabía que ese dolor se había ido”.
Ahora Walker quiere hacer todo lo posible para que sus hijas se sientan orgullosas, para que su legado perdure cuando ella se vaya.
"Espero que, en todo caso, esto haga que los expertos tomen nota de las necesidades de una mujer embarazada y alienten a las mujeres embarazadas a tener una voz para abogar por sí mismas Quiero que (mis hijas) sepan que fui una madre resiliente, que nunca me voy a rendir, ni siquiera ante la adversidad”.
¿Cuáles son los síntomas del cáncer de mama?
La Clínica Mayo explica que los signos y síntomas del cáncer de mama más comunes pueden incluir los siguientes:
- Un bulto o área engrosada de la piel en la mama que se siente diferente del tejido que la rodea
- Un pezón aplanado o hundido
- Cambios en el color de la piel de la mama. En personas de piel blanca, la piel de la mama puede tener un color rosado o rojizo. En personas de piel morena o negra, la piel de la mama puede ser más oscura que la piel del pecho, o bien tener un color rojizo o morado
- Cambio en el tamaño, la forma o el aspecto de una mama
- Cambios en la piel sobre la mama, como piel con hoyuelos o con el aspecto de la cáscara de una naranja
- Descamación, desprendimiento o formación de costras o escamas de la piel de la mama.
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