Aline Cruz Mora tenía que sacar un colchón de las camillas para pacientes que estaban disponibles para poder descansar un poco, pues llegaba a experimentar jornadas laborales de 36 horas. En el hospital donde realizó su internado médico no había “mipera” para los médicos internos.
Una "mipera" es un espacio dentro de un hospital, específicamente del área de internos, destinado al descanso y la socialización de los médicos internos de pregrado (MIPs´en el argot de la medicina). También se ha mencionado que la “mipera” puede servir como un lugar para compartir crisis, expresar sentimientos o convivir entre el personal del hospital.
Al igual que sus compañeros, Aline botaba el colchón viejo en el suelo del hospital y dormitaba el tiempo que podía, hasta que otra emergencia acabara con su descanso. Así durante todo su internado.
La pirámide de Maslow es una teoría psicológica propuesta por Abraham Maslow en 1943. Describe una jerarquía de necesidades humanas que motivan nuestro comportamiento. El argumento principal era que las personas buscan satisfacer primero las necesidades más básicas (sueño, alimentación, temperatura), y una vez cubiertas, avanzan hacia niveles más altos relacionados con el crecimiento personal y la autorrealización.
En el planteamiento de Maslow, una persona no puede pensar en actividades de recreación, ejercicio físico o salud mental sin antes haber solucionado sus necesidades físicas.
Un médico interno de pregrado y los residentes no son trabajadores reconocidos que tiene los derechos garantizados en la Ley Federal del Trabajo, por el contrario son becarios y estudiantes ante la legislación vigente.
De acuerdo con el artículo 3 del Reglamento por el que se establecen las bases para la realización del Internado de Pregrado de la Licenciatura en Medicina: “Se considera Interno de Pregrado al alumno que cursa la licenciatura en medicina en una institución de educación médica, que ha acreditado los ciclos académicos que su respectivo plan de estudios establece y que se incorpora como becario a las unidades aplicativas para su educación y adiestramiento”.
Según datos de una encuesta realizada en 2021, con una población de 107 internos de la Universidad Veracruzana, realizada por el Observatorio de Educación Médica y Derechos Humanos, 62% de los encuestados tuvo jornadas de más de 80 horas semanales en el hospital.
En entrevista con Sumédico, la doctora Cruz Mora confiesa que considera mucho más difícil el campo de la medicina para las mujeres: prejuicios, acoso laboral y sexual, exigencias desmedidas y estereotipos.
“La jerarquía médica está muy bien marcada, es una cadena alimenticia, con demostraciones de poder. En esa cadena el interno es el último eslabón, en los residentes el R1 es el que tiene menos poder”, expresa.
La doctora Cruz Mora tuvo la oportunidad de realizar un intercambio a Rosario, Argentina. En la estancia de movilidad internacional conoció a múltiples estudiantes de medicina de otros países: Argentina, Colombia y España, y pudo comparar las cargas de trabajo en México con las de estas naciones.
“No es lo mismo en otros países, en México tenemos una cultura de explotación en el trabajo y una carga de pacientes mayor a la capacidad de los médicos”, critica.
La salud mental de los médicos en México: una crisis silenciosa
Alicia Sandoval —de 28 años—es residente de medicina interna en el estado de Hidalgo y pertenece al grupo de los R1, el eslabón más bajo de la cadena en las residencias, pues apenas acaba de entrar al programa y es su primer año.
Los datos proporcionados por el Sistema de Información de la Secretaría de Salud en 2023 expuso que había 47,767 residentes en todas las instituciones de salud del país, constituyendo una de las principales fuerzas de atención para los mexicanos.
Alicia enfatiza que ha tenido jornadas extenuantes de hasta 40 horas sin dormir, comer bien o salir del hospital. El horario se distribuye entre casos que van y vienen al hospital, papeles, burocracia y pestañeos que componen pequeñas siestas.
La Ley Federal del Trabajo establece en su artículo 61: “La duración máxima de la jornada será: ocho horas la diurna, siete la nocturna y siete horas y media la mixta”.
Por tanto, una semana laboral tiene 48 horas máximo de trabajo.
No obstante, los residentes de medicina no son considerados trabajadores, para el sistema son estudiantes, y sus actividades son prácticas clínicas complementarias, reguladas en la NOM-001-SSA-2023 de la Secretaría de Salud.
La NOM-001-SSA-2023 estableció un tope de dos guardias semanales y jornadas que no deben superar, en promedio, las 80 horas por semana. Sin embargo, los testimonios alertan que esta limitación es letra muerta para muchos hospitales y no toma en cuenta el tiempo que también invierten los residentes en seguir estudiando en sus propias casas.
Es decir, los residentes en medicina trabajan casi el doble que los trabajadores y no tienen las prestaciones de uno.
La entrevista con Alicia ocurre en su periodo de “post” (jerga médica), el cual corresponde a los descansos después de sus guardias extenuantes.
Sandoval confiesa que en sus ratos libres: “veo tantita tele, ando en bicicleta, trato de hablar con mis amigas y saco a pasear a mi perro”.
Ella no tiene tiempo de acudir a terapia psicológica, ni tampoco los recursos económicos para hacerlo.
“Así de perdida, una sesión de terapia te cuesta 500 pesos, ¿no? Aparte termino cansada después de mis jornadas. Simplemente no tengo tiempo”, dice.
Los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) muestran que en 2019, 1 de cada 8 personas tenía un trastorno mental, siendo los más comunes ansiedad y depresión. Aproximadamente 332 millones de personas en el mundo padecen estas condiciones.
Para la residente de medicina interna esto es un padecimiento sistémico en la medicina en México, fruto de un entramado jerárquico con múltiples deficiencias: jornadas laborales extenuantes, lugares de trabajo sin insumos médicos para que los doctores puedan ejercer correctamente y pocas opciones de tratamiento para el personal de la salud.
“Llega a ser muy difícil no traer todo lo malo del hospital a casa”, expresa.
En la visión de Sandoval, el sistema es injusto con el residente porque no le importa su condición de estudiante, no hay consideración.
“No importa que el residente esté en formación, nos mandan a atender pisos enteros sin insumos. Te preparas para salvar vidas, pero la realidad es muy diferente. Ningún cuerpo está diseñado para trabajar tanto”, enfatiza.
El estrés de continuar con tu formación
Ileana Terron está realizando su servicio social en la carrera de medicina, pero confiesa que siente presión por el Examen Nacional para Aspirantes a Residencias Médicas (ENARM). Esta prueba tiene por objetivo seleccionar a los médicos generales mejor preparados para ingresar a una especialidad médica dentro del Sistema Nacional de Salud.
En el ENARM compiten estudiantes de medicina de todo el país, con el objetivo de continuar con su formación profesional e ingresar a un hospital. Es decir, cada año, miles de médicos mexicanos compiten por un número limitado de plazas.
Este es el filtro principal para acceder a una especialidad, cubriendo áreas como medicina interna, pediatría, ginecoobstetricia y cirugía.
“Por supuesto que existe la presión por ser uno de los mejores, por competir con un colega de Monterrey u otra ciudad y ganar un lugar para continuar con tu formación”, expone Terron.
Sin embargo, hay ciertos sectores de médicos que han manifestado su inconformidad con el ENARM. Los inconformes arguyen mala redacción en las preguntas y pésima logística para las pruebas de todos los aspirantes del país.
La diferencia entre aprobar o reprobar es la posibilidad de seguir aspirando a la promesa de una exitosa carrera profesional, bien pagada y con relativa seguridad laboral.
De acuerdo con datos del diario español El País, 8 de cada 10 postulantes a esta prueba son rechazados.
Para Ileana Terron, la presión incluso puede venir de amigos y familiares, los cuales esperan que sus seres queridos aprueben el examen. No obstante, esta prueba en particular representa un cuello de botella para la mayoría de médicos del país que quieren continuar con su carrera.
“Esta carrera trae consigo mucho esfuerzo, pero lo verdaderamente difícil son las violencias normalizadas que se ven a lo largo de la carrera”.
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