La piel es la primera barrera de defensa del cuerpo humano con los agentes externos: bacterias, hongos o virus. Por ello, el cuidado de este órgano es vital para la salud en general, no sólo un capricho de la estética del siglo XXI.
Esta parte de nuestro cuerpo refleja el estado de salud de todo el organismo, por lo que mantenerla en buen estado es esencial no solo por estética, sino por bienestar.
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Una piel sana ayuda a regular la temperatura corporal, facilita la percepción y evita la pérdida excesiva de agua. Sin embargo, malos hábitos de higiene, exposición al sol sin protección o una alimentación deficiente pueden dañarla.
¿Cómo debo cuidar mi piel?
Limpiar la piel suavemente todos los días para eliminar sudor, grasa y contaminantes. No es necesario usar jabones abrasivos y con esencias potentes, por el contrario, un desinfectante neutro y agua tibia son suficientes para evitar irritaciones.
El jabón neutro, al carecer de ingredientes, es el más inocuo para esta noble tarea.
Aparte de la limpieza, hay una serie de recomendaciones que también emiten los dermatólogos:
1- Mantenerte hidratado
Nuestro cuerpo está compuesto aproximadamente de 70% agua, una piel deshidratada se ve opaca, reseca y propensa a lesiones.
Puedes aplicar cremas o lociones humectantes, especialmente después del baño, ayuda a retener la humedad natural y fortalecer la barrera cutánea. Sin embargo, lo más importante es tomar suficiente agua en el transcurso del día y evitar salir en el cénit del sol.
De acuerdo a la Secretaría de Salud de México, "el agua es esencial para el cuerpo humano en cualquier etapa de la vida porque ayuda a regular la temperatura corporal, manteniendo la piel hidratada y elástica, lubricando articulaciones y órganos y manteniendo una buena digestión".
2- Una buena alimentación
La piel refleja lo que comemos. Una dieta rica en frutas, verduras, ácidos grasos omega-3 y antioxidantes favorece la regeneración celular y retrasa el envejecimiento. Reducir el consumo de azúcar y ultraprocesados también protege la piel, especialmente en casos de acné.
De acuerdo a la bióloga Mariana Mastache-Maldonado, "Si la dieta influye en el acné queda claro que el intestino y la piel se comunican de algún modo. Últimamente se habla mucho sobre el eje intestino-cerebro-piel, un mecanismo que puede trasladar el estrés psicológico del cerebro al intestino y la piel, y viceversa. Al estar en contacto directo con el entorno, nuestra piel es especialmente sensible a factores como la luz solar, la temperatura y la contaminación. En respuesta puede enviar señales al cerebro en forma de hormonas del estrés".
3- Prevenir el daño solar
El sol y los rayos UV dañan las células de la piel, constituyendo un riesgo para la salud. La exposición prolongada al sol es la principal causa de envejecimiento prematuro y cáncer de piel.
La Secretaría de Salud recomienda usar protector solar de amplio espectro (mínimo FPS 30) todos los días, incluso en interiores, y reaplicarlo cada 2 horas si hay exposición directa.
"El uso de protector solar con un factor de protección (FPS) de 30 o más es indispensable durante esta temporada. Debe aplicarse al menos 30 minutos antes de exponerse al sol y reaplicarse cada tres o cuatro horas para prevenir enrojecimiento, inflamación o quemaduras en la piel".
4- Dormir bien
El proceso de ciclo de sueño permite regenerar y reparar las células de la piel, por ello dormir mínimo 8 horas es necesario para conservar un buen cutis.
La falta de sueño incrementa la producción de cortisol, lo que favorece inflamación, acné y arrugas.
Preservar la salud de la piel no es solo cuestión de estética, también es una inversión en ti mismo. Con una rutina sencilla basada en limpieza, hidratación, protección solar y buen descanso, es posible mantener una piel fuerte y luminosa a cualquier edad.
¿Sigues alguno de estos cuidados para tu persona?
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