HERIDA MATERNA

Lydiana Garcia, psicóloga: La herida materna nos hace sentir insuficientes

En entrevista con SuMédico, la psicóloga y terapeuta Lydiana Garcia menciona los comportamientos que delatan una herida materna y los pasos para sanar

Sanar la herida materna mejora tu vida en muchos aspectos.
Sanar la herida materna mejora tu vida en muchos aspectos. Créditos: Canva/ Cortesía
Escrito en SOY MAMÁ el

¿No te sientes suficiente o crees que siempre debes sacrificarte por los demás? Tal vez necesitas sanar tu herida materna y es que eso que hoy te lastima, posiblemente tiene su origen en el pasado, principalmente con la relación con tu madre

La relación con la madre deja una huella emocional. 

En entrevista con SuMédico, la psicóloga y terapeuta Lydiana García, señala que la herida materna tiene que ver con el vínculo que cada uno tenemos con mamá y a través de ella, lo que recibimos o no en la infancia, como la guía y los límites, la seguridad física y emocional, el apoyo y el amor incondicional.

La también autora del libro Transforma tu herida materna. Cómo sanar lo que no empezó contigo (Editorial Diana) destaca que “siempre se relaciona a la figura de la madre con ese amor incondicional único, aunque en terapia, te puedes dar cuenta de que muchas personas no lo tuvieron”.

Todos tenemos un cierto nivel de herida materna porque no solo abarca lo que pasó directamente con mamá, sino también los “traumas” o cargas que ella tiene, nuestra abuela y otras mujeres de nuestro pasado.  

¿Cómo se manifiesta la herida materna en la vida adulta?

De acuerdo con la experta, lo que más nos afecta es cuando no se recibe ese amor y contención de la madre, a veces ella puede estar presente pero no es posible hablar con ella y sin darnos cuenta, internalizamos el mensaje de que no somos suficientes.

Podemos sentir un vacío, dificultad para expresarnos, como un nudo en la garganta o en el estómago. También podemos pensar que no merecemos las cosas que tenemos o que debemos hacer mucho más para recibirlo.

Ahí es cuando comienzan las conductas como dar en exceso, dejarnos para el final, hacer sacrificios o ser mártires. Incluso podemos sentir culpa si no nos dedicamos a cuidar de mamá porque ella “nos dio todo”. 

Además, la herida materna afecta de manera específica a hombres y a mujeres. En las familias latinas es común que sea la madre quien fomente el machismo al tratar mejor a sus hijos varones que a las mujeres, haciéndolos sentir que ellos son más valiosos, aunque también puede generar dependencia.

“En las relaciones podemos verlo, si se tuvo una madre controladora, podemos sentir que debemos buscar a alguien como pareja que haga lo mismo o que sea otra mamá que se haga cargo de todas nuestras necesidades. Muchos hombres incluso priorizan a mamá sobre su pareja porque creen que le deben mucho”, puntualiza la experta. 

Sin embargo, aunque las mamás latinas suelen darles prioridad a sus hijos varones, también les exigen más, les dicen que como hombres no deben llorar, que deben hacerse cargo del sustento del hogar a una edad temprana y ser fuertes, lo que los desconecta de sus emociones.

Por su parte, a las mujeres mamá les exige que siempre deben sacrificarse por su familia, ser una mártir y servirles a los hombres. Podemos verlo cuando en una mesa, las hijas tienen que servirles el plato a sus hermanos, recoger los trastes y encargarse de la limpieza, mientras ellos no hacen nada. 

“Desde muy jóvenes las mujeres internalizan que hay una diferencia en la jerarquía entre hombres y mujeres, y que tienen que aguantar porque ese es el rol de la madre, lo que desafortunadamente facilita que se vivan relaciones violentas”, lamenta la experta. 

Transforma tu herida materna

Es muy importante mencionar que no se trata de hablar mal de mamá o criticarla, sino reconocer esas heridas emocionales que hemos ignorado por mucho tiempo y que sin darnos cuenta nos siguen afectando. 

“La herida materna puede hacernos sentir cierto coraje hacia mamá porque no nos dio eso que queríamos y al mismo tiempo, nos genera la necesidad de estar ahí para ella”, destaca la psicóloga García.

Reconocer la herida materna es comenzar a hablar de lo que no se habló, pero no quedarnos ahí, sino empezar un proceso de sanación y para ello tenemos que reconocer lo que mamá no nos dio o nos quitó.

Usualmente hay mucha rabia, pero eso nos da fuerza para empezar a poner límites y alejarse si es necesario por un tiempo para procesar las emociones. Lo que no podemos hacer es solo enojarnos, querer vengarnos o esperar a que mamá haga algo para solucionarlo.

La herida materna puede sanar incluso si somos adultos. 

La experta recalca que cuando hacemos esta sanación podemos humanizar a mamá, ver que antes ella fue una niña también, una joven y una mujer, porque en la cultura latina tenemos muy arraigada la idea de que te realizas hasta que eres madre y que siempre debes ser fuerte “pero solo eres un humano que también necesita cuidado y ternura”.

Otra idea que debemos tener muy clara en este proceso es que mamá no actuó como lo hizo solo por hacer daño, el contexto también es importante y eso solo lo entiendes hasta que la humanizas y decides transformar tus heridas para amar y cuidar de ti mismo.

El proceso de sanación también requiere un duelo por la mamá que quisiste o que quieres para lograr la aceptación de lo que en realidad tuvimos.

Busca a tu niño o niña interior 

La psicóloga García menciona que necesitamos trabajar con nuestra niña o niño interior y hay diferentes estrategias para ello. La primera es conectar con algo más grande a través de la madre naturaleza o de un arquetipo de la gran madre para que podamos recibirlo, como la luz del sol o los frutos que comemos todos los días. 

“Al poner atención a esto podemos conectar con lo que sí estamos recibiendo y no enfocarnos solo en lo que nos faltó”, refiere. 

Ver tu herida materna como un trauma no es fácil, pero podemos apoyarnos de ejercicios de atención plena que nos ayuden a hacer pausas para no quedarnos solo en los sentimientos negativos que pudieran surgir por recordar algo desagradable.

Conectar contigo es clave para sanar la herida materna. 

La respiración, reorientar la mirada o enfocarnos en algo de nuestro entorno son muy importantes para digerir las emociones y transformar la herida. 

“Hay que ver nuestras heridas y tratarlas con amor, desde el adulto que somos hacernos cargo de hacer algo con ellas en lugar de evadirlas, porque eso va a tener un impacto positivo en nuestra vida y en la de futuras generaciones”, concluye.

El libro Transforma tu herida materna. Cómo sanar lo que no empezó contigo ofrece herramientas terapéuticas para comenzar el camino hacia la sanación, enseñándote a identificar y responder a los traumas ocultos, explorando tus profundidades y resignificando tu existencia. 

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