¿Tus hijos tienen su esquema de vacunación completo? Asegurarse de que las infancias reciban todas sus vacunas es fundamental para disminuir el riesgo de enfermedades que pueden ser mortales, tales como el sarampión y la tos ferina, las cuales presentan un repunte de casos muy preocupante en México.
En el reciente episodio del podcast Vida Sana, la neumopediatra Michelle Cruz explicó en entrevista con SuMédico la importancia de que los niños reciban sus vacunas y refuerzos, derribando mitos sobre los efectos de estas inyecciones.
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Hasta la semana epidemiológica 15 del 2025, en el Sistema de Vigilancia Epidemiológico de Enfermedad Febril Exantemántica se han notificado 1,662 casos probables de sarampión o rubéola y se han identificado 421 casos confirmados de sarampión.
Por su parte, hasta la semana epidemiológica 14 de 2025 se han notificado 2,549 casos probables de tos ferina, de los cuales, 696 son confirmados. También se han registrado 37 defunciones distribuidas en 14 estados del país.
¿Qué son el sarampión y la tos ferina y por qué pueden ser un riesgo?
La Secretaría de Salud explica que el sarampión es una enfermedad viral sumamente contagiosa causada por un virus y se transmite por la diseminación de gotitas suspendidas en el aire o por contacto directo con secreciones nasales o faríngeas de personas infectadas, causando síntomas como fiebre, conjuntivitis, tos y manchas en la piel.
Según la doctora Cruz, el sarampión afecta principalmente a lactantes y menores en etapa preescolar, puede ser muy grave y causar la muerte en casos donde no se tiene el esquema de vacunación completo.
“Es potencialmente complicable, depende del sistema inmune del niño, pero al causar una respuesta inflamatoria grave puede causar alteraciones severas como neumonía, encefalitis y hasta necrosis en la piel", alerta.
La tos ferina es una afección respiratoria aguda altamente contagiosa causada por la bacteria Bordetella pertussis, se transmite mediante contacto directo con gotitas de las personas infectadas al toser o estornudar, causando flujo nasal excesivo, estornudos, lagrimeo y febrícula. Luego, puede causar episodios de tos violentos sobre todo en la noche.
Aumento de casos se relaciona con movimiento antivacunas
Aunque el sarampión y la tos ferina eran enfermedades prácticamente erradicadas o de muy baja prevalencia, se ha visto un aumento de casos no solo en México, sino en otras partes del mundo como Europa y Estados Unidos, un fenómeno que, de acuerdo con la especialista, se atribuye en gran parte al movimiento antivacunas.
“Siempre han existido, pero con la pandemia tomaron mucha fuerza. Desafortunadamente, algunos de estos grupos incluso incluyen a personal de salud y padres de familia, quienes se basan en mitos para desinformar, con ideas como que las vacunas causan autismo, esterilidad o deterioro cognitivo, lo cual es falso”, enfatiza la neumopediatra.
Aunado a ello, en la pandemia por covid-19 hubo un desbasto de vacunas en el mundo o si las había, no se contaba con personal de salud suficiente para aplicarlas.
“Esto dejó desprotegidos a muchos pequeños que en ese momento estaban recién nacidos o a la espera de sus refuerzos, lo que puede explicar porque ahora hay un brote de casos de sarampión y tos ferina”, agrega la experta.
En realidad, se trata de un problema multifactorial, pero sin duda, el movimiento antivacunas es una de las causas más importantes.
¿Cómo funcionan las vacunas?
Entender cómo funcionan las vacunas es fundamental para no creer en mitos que solo ponen en riesgo la salud de los más vulnerables.
La doctora Cruz destaca que existen muchos tipos de vacunas y cada una tiene una forma de actuar, sin embargo, en general, todas las vacunas entrenan al sistema inmunológico para reconocer los patógenos que causan enfermedades y que se formen anticuerpos que pueden defendernos ante una exposición real.
“Es muy importante también aplicar los refuerzos cuando son necesarios porque hay vacunas que si solo se ponen una vez pierden efecto con el tiempo. Se necesitan los refuerzos para que la cantidad de anticuerpos sea realmente óptima”.
Actualmente, las restricciones para recibir una vacunación son mínimas y la experta destacó que incluso un niño con síntomas de resfriado leves como secreción nasal, congestión o hasta fiebre, puede recibir una vacuna.
“Lo ideal sería que cada vez que un niño pisa un centro de salud lo lleven al área de medicina preventiva para que complete los esquemas de vacunación que hagan falta y siempre esté protegido”, detalla la experta.
En cuanto a los efectos secundarios, la doctora Cruz menciona que dependen de cada biológico, aunque los más comunes incluyen:
- Fiebre de bajo grado que no dura más de 48 horas
- Malestar general o irritabilidad
- Dolor, enrojecimiento o inflamación en la zona de aplicación
“Yo siempre les digo a los papás, ‘es mejor batallar 48 horas con lo síntomas leves de una vacuna a que se presente una enfermedad grave’, por ello les insto a simplemente tener cuidados básicos, como descanso e hidratación y solo en caso de fiebre, darle al niño un analgésico”, puntualiza.
La experta destaca que, en este último punto, es muy importante no darle al niño un paracetamol o ibuprofeno inmediatamente después de la vacuna como prevención, ya que puede interferir con el efecto de la vacuna.
“Solo si el niño está muy irritable o tiene fiebre se debe dar un medicamento, previa autorización del pediatra”.
En caso de síntomas más graves como demasiado dolor, respiración rápida o irritabilidad y fiebre a pesar de tomar un medicamento se debe acudir a urgencias.
Medidas para proteger a los niños de enfermedades mortales
Además de la vacunación, es importante tomar otras medidas preventivas en los niños para evitar que presenten enfermedades graves como el sarampión, la tos ferina o la influenza.
Para ello, la doctora insta a que si se ven síntomas respiratorios en los niños como flujo nasal excesivo, estornudos, dolor de cabeza o fiebre, se procure dejar al niño descansar en casa para disminuir la circulación del virus o bacteria causante y evitar contagios a otros niños.
Además, los niños deben lavarse las manos con frecuencia y si son mayores de dos años, llevar cubrebocas en caso de enfermedad o de convivir con personas enfermas.
Finalmente, la experta resalta la importancia de que los niños reciban una alimentación saludable, con abundantes frutas y verduras, cereales integrales, proteínas y una adecuada hidratación, ya que es clave para la buena respuesta inmunológica ante enfermedades.
“Afortunadamente ya es ley pero también debemos asegurar que tengan poco acceso a carbohidratos refinados y azúcares, solo una porción máximo dos veces por semana, porque son esos pequeños detalles los que pueden hacer toda la diferencia en las defensas de un organismo que está en desarrollo”, concluye.
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