Con la llegada del periodo vacacional de diciembre, muchos de nosotros optamos por destinos con playa, lagos o instalaciones con alberca, y es fundamental no descuidar la protección de los oídos y mantener medidas de prevención.
El aumento de las temperaturas y la humedad incrementa el riesgo de infecciones auditivas provocadas por bacterias y gérmenes. La otitis, inflamación del oído que puede afectar sus distintas secciones, es especialmente frecuente en las vacaciones. La otitis externa, asociada al contacto con agua de albercas o el mar, suele causar dolor leve a moderado y, por lo general, se trata eficazmente con gotas antibióticas. No obstante, en algunos casos puede presentarse de forma más severa o incluso volverse crónica.
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En actividades acuáticas, muchas personas piensan que el uso de tapones auditivos ayuda a prevenir infecciones; sin embargo, estudios muestran que, en algunos casos, pueden incrementar el riesgo. Los tapones sí son recomendables para quienes practican esquí acuático, ya que una caída brusca podría provocar perforación del tímpano. En estos casos, se aconsejan tapones hechos a medida, del tipo ‘de concha’, que evitan que el golpe de agua los desplace hacia el oído. Asimismo, es común que después de nadar se perciba sensación de oído tapado, generalmente por la expansión del cerumen al contacto con el agua. Lo recomendable es revisar los oídos antes de las vacaciones, ya que intentar solucionarlo por uno mismo suele ser complicado. En particular, se debe evitar el uso de hisopos de algodón, que tienden a compactar la cerilla y agravar la obstrucción.
En la temporada invernal, las bajas temperaturas producen diversos padecimientos en nuestro cuerpo y la afectación en los oídos no es la excepción. El frío provoca la contracción de los vasos sanguíneos en las orejas y el oído, reduciendo la circulación sanguínea. Cuando la temperatura cae por debajo de 0 °C, es importante proteger las orejas, ya que puede dañar la piel por el frío. Los primeros signos incluyen enrojecimiento o palidez, sensación de pinchazos y entumecimiento. La prevención consiste en cubrir adecuadamente la piel, y si aparecen síntomas, calentar la zona afectada.
A su vez, con el frío también aumenta la incidencia de enfermedades respiratorias, en su mayoría de origen viral. El catarro común, provocado por diversos virus, puede prolongarse y extenderse hacia el oído, ocasionando otitis media, afección que se manifiesta con dolor y sensación de oído tapado. Esta condición es especialmente frecuente en niños, quienes son más vulnerables, debido a que su sistema inmunológico aún está en desarrollo y porque la estructura que comunica el oído con la parte alta de la garganta —encargada de equilibrar la presión— es más corta que en los adultos, lo que facilita el paso de gérmenes.
Consejos para mantener la salud de tus oídos en vacaciones
- Evita sumergirte en aguas con malas condiciones higiénicas o, potencialmente, contaminados.
- Tras nadar o bañarte, seca cuidadosamente tus oídos con una toalla limpia. Inclina la cabeza para facilitar la salida del agua y evita utilizar hisopos u otros objetos que puedan lesionar el canal auditivo o favorecer infecciones.
- Si practicas esquí acuático, considera el uso de tapones auditivos personalizados tipo “de concha”, que brindan mayor protección ante impactos.
- No introduzcas objetos en los oídos en caso de sentirlos tapados o presentar molestias.
- Modera la exposición a ruidos intensos. Durante las vacaciones es común asistir a conciertos o espacios concurridos; procura reducir el tiempo en ambientes ruidosos y utiliza protectores auditivos o dispositivos con cancelación de ruido.
- Evita viajar en avión si tienes un resfriado, ya que la presión no se ecualiza adecuadamente y podrías generar daño en el oído.
- Proteger tus oídos del frío extremo con gorros o prendas que cubran completamente las orejas.
- Controla las infecciones respiratorias. Mantén un buen cuidado de la salud general para reducir el riesgo de infecciones que puedan propagarse hacia el oído.
- Considera una revisión previa con un otorrinolaringólogo, especialmente si eres propenso a acumular cerumen.
La detección y diagnóstico oportuno de un daño en nuestro oído es vital para tratarlo desde el inicio y evitar una posible pérdida auditiva.
