SÍNDROME DE LA IMPOSTORA

El espejo distorsionado del éxito: desmitificando el Síndrome de la Impostora

Dra. Villavicencio: El Síndrome de la Impostora se define como la incapacidad de la persona exitosa para internalizar y atribuirse sus propios logros

El Síndrome del Impostor está asociado a altas tasas de ansiedad, burnout y una severa autocrítica.
Salud Mental.El Síndrome del Impostor está asociado a altas tasas de ansiedad, burnout y una severa autocrítica. Créditos: Canva
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Como especialista en salud mental a menudo abordo un fenómeno que, si bien afecta a ambos géneros, tiene una resonancia particularmente profunda y sistemática en las mujeres: el Síndrome de la Impostora.

¿Qué es y cómo opera? (Enfoque científico-psicológico)

No, no se trata de una enfermedad mental, sino de un fenómeno psicológico descubierto por las psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes en 1978. Se define como la incapacidad de la persona exitosa para internalizar y atribuirse sus propios logros. A pesar de las evidencias objetivas (títulos, ascensos, resultados financieros), la persona vive con una sensación persistente de ser un fraude intelectual que será "descubierto" en cualquier momento.

Este síndrome funciona a través de un ciclo vicioso:

  1. Se recibe una nueva tarea o reto.
  2. La persona experimenta ansiedad y dudas sobre su competencia.
  3. La respuesta es el sobreesfuerzo y el perfeccionismo extremo, o en el otro extremo, la procrastinación.
  4. Se logra el éxito.
  5. En lugar de atribuir el éxito a su esfuerzo o habilidad, la persona lo minimiza, atribuyéndolo a la suerte, al "haber trabajado el doble" o a que "engañó" a los demás.
  6. Este patrón refuerza el temor al fracaso, manteniendo viva la sensación de ser una impostora.

La factura emocional y financiera

El costo de vivir bajo esta auto-duda constante es alto. A nivel mental, está asociado a altas tasas de ansiedad, burnout y una severa autocrítica. En el ámbito financiero y profesional, como experta en salud financiera, veo claramente cómo afecta:

  • Evitación de Oportunidades: El miedo a "no estar a la altura" lleva a rechazar ascensos, a no presentarse a empleos mejor remunerados o a evitar la toma de riesgos estratégicos.
  • Negociación Salarial Deficiente: La falta de merecimiento percibido se traduce en una incapacidad para pedir el valor justo por el propio trabajo.

¿Por qué afecta más al género femenino? (Perspectiva de Género)

Aunque no es exclusivo de mujeres, diversos estudios indican que ellas lo experimentan con mayor frecuencia e intensidad. Esto no se debe a una diferencia biológica, sino a sesgos sistémicos y de socialización:

1. Estereotipos y Socialización: A los hombres se les educa en el riesgo y la autoconfianza; a las mujeres, en la modestia, el cuidado y el perfeccionismo. Esta última es la trampa: la exigencia de ser impecable genera frustración constante, ya que lo perfecto es inalcanzable.

2. Sesgos de Género en el Entorno Laboral: Las mujeres en puestos de liderazgo (donde la representación masculina sigue siendo alta) reciben, con más frecuencia que sus pares hombres, evaluaciones que se centran en su personalidad ("es muy amable") en lugar de sus resultados. Reciben el doble de críticas vagas y de peor calidad, obligándolas a "demostrar el doble" para ser validadas.

3. La Atribución Externa: La sociedad tiende a explicar el éxito de una mujer por factores externos (suerte, carisma) y sus fallos por factores internos (incompetencia). Esta validación externa sesgada se internaliza, haciendo que el logro se sienta menos propio.

El Síndrome de la Impostora no es una falla individual que debamos corregir con "más confianza", es una respuesta psicológica adaptativa a un ambiente que constantemente siembra la duda sobre la competencia femenina. La solución, entonces, no solo está en sanar nuestra mente, sino en transformar los entornos que nos hacen sentir como un fraude.