La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurodegenerativo crónico que afecta principalmente el movimiento. La causa exacta aún no se conoce, pero diversos estudios han identificado factores ambientales y alimenticios que pueden influir en su aparición. En particular, ciertos hábitos en la alimentación podrían aumentar el riesgo de desarrollar esta enfermedad.
De acuerdo a un estudio de la Universidad de Harvard, publicado en la revista Neurology, si consumimos grandes cantidades de alimentos ultraprocesados en nuestra dieta habitual, se multiplican las posibilidades de padecer Parkinson en el futuro.
¿En qué consistió el estudio de Harvard sobre los alimentos ultraprocesados?
La Universidad de Harvard, reconocida mundialmente, realizó un ensayo clínico con 42.000 participantes, cuyos hábitos alimenticios han sido analizados durante 26 años en bases de datos de la institución.
Tras el análisis, los investigadores observaron que las personas que consumían una media de 11 porciones diarias de alimentos ultraprocesados tenían 2,5 veces más posibilidades de manifestar síntomas tempranos de la enfermedad neurodegenerativa, incluso años antes desde su aparición.
Este grupo de alimentos incluyen por ejemplo: galletas, cereales azucarados, sopas instantáneas, refrescos y jugos, así como otros productos ultraprocesados que suelen contener aditivos, conservadores y grasas trans, los cuales en conjunto tienen un impacto negativo en la salud cerebral.
"Más de la mitad de las calorías que ingiere un adulto estadounidense medio proceden de alimentos ultraprocesados, que tienen un valor nutritivo mínimo y a menudo contienen aditivos artificiales. Cada vez son más las investigaciones que sugieren que consumir grandes cantidades de estos alimentos puede aumentar el riesgo de padecer diversas enfermedades crónicas. Nuevas pruebas relacionan un consumo elevado con una mayor probabilidad de desarrollar rasgos que preceden a la enfermedad de Parkinson", señala la gaceta universitaria de Harvard.
Los rasgos incluyen degeneración parcial de las neuronas y pérdida parcial del control de algunos movimientos. Esta investigación fue financiada en parte por el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares del NIH y el Departamento de Defensa de los Estados Unidos.
Según el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), "Se denominan ultraprocesados a todos aquellos productos que han sufrido, a partir de técnicas industriales, alteraciones en su forma natural; estos alimentos tienen, en general, un alto contenido en sodio, azúcares añadidos, grasas saturadas y grasas trans, atribuyendo una mayor densidad energética y menor aporte de fibra, vitaminas y minerales. Además de utilizar ingredientes como aceites y grasas, azúcares y sal para su elaboración, estos productos reciben aditivos (conservadores, texturizantes, saborizantes, edulcorantes) que permiten mejorar sus características organolépticas (sabor, olor, textura), favorecer su apariencia y prolongar su vida útil a través de la prevención de la proliferación de microorganismos".
Otros ejemplos de alimentos ultraprocesados son:
- Papas adobadas, con chile, salsas negras, etc.
- Gomitas con azúcares añadidos.
- Bebidas con edulcorantes artificiales.
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Productos de pastelería y panadería (galletas, pan dulce, pasteles, barras de cereal).
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Confitería (dulces o chocolates)
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Aderezos para ensaladas y salsas instantáneas
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Cereales de caja.
La conclusión de la investigación fue que lo más acertado para la salud de los ciudadanos es limitar el consumo de ultraprocesados por su vínculo con enfermedades metabólicas y por su potencial impacto en la salud mental y neurológica.
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