Durante años, la carne de cerdo ha sido señalada como dañina para la salud. Esta mala fama ha sido por supuestos vínculos con enfermedades como el colesterol alto, la obesidad o infecciones parasitarias. Sin embargo, gran parte de estos prejuicios provienen de mitos antiguos o prácticas inadecuadas de manejo y cocción, más que del alimento en sí.
El estigma se originó en una época en la que no existían controles sanitarios adecuados y el riesgo de una infección por parásitos transmitida por carne mal cocida era mayor. Hoy en día, la industria porcina mexicana está regulada y los productos pasan por inspecciones que garantizan su inocuidad.
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De acuerdo con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural de México, la carne de cerdo que se consume actualmente pasa por rigurosos controles veterinarios y procesos de inocuidad que garantizan su seguridad alimentaria.
"Después de la carne de pollo, la de cerdo es la segunda proteína animal que más se consume en México", señala la dependencia mexicana.
¿Qué mitos rodean a la carne de cerdo?
- “La carne de cerdo es sucia o peligrosa”
Este mito proviene de épocas en las que no existían controles sanitarios adecuados. El riesgo de enfermedades por carne de cerdo es mínimo cuando se cocina correctamente y tiene los controles de higiene adecuados en cada parte del proceso: congelación y transporte en tiendas.
- “Aumenta el colesterol”
No todos los cortes son iguales. Algunos cortes magros de cerdo, como el lomo o el solomillo, tienen menos grasa saturada que la carne de res.
- “No aporta nutrientes importantes”
En realidad, la carne de cerdo es rica en proteínas de alta calidad, hierro, zinc, fósforo y vitaminas del grupo B (como la B1 y la B12), esenciales para la función cerebral y muscular.
- “Es mejor evitarla por completo”
Incorporar carnes magras en una dieta variada puede ser parte de un plan saludable, siempre acompañada de frutas, verduras y granos integrales.
Adicionalmente, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural agrega: "El consumo aparente de cerdo es el más alto entre las carnes rojas y cuenta con disponibilidad nacional en todo momento. De este animal se aprovecha todo, como la carne, la piel, la sangre y los huesos".
De acuerdo a la Procuraduría Federal del Consumidor en México, "Esta carne aporta proteínas de alto valor biológico (aminoácidos), así como minerales esenciales: potasio, fósforo, zinc y hierro. Además, es una buena fuente de vitaminas del grupo B, fundamentales para el buen funcionamiento del organismo".
Tan sólo seguir comprar la carne en lugares con higiene y prepararla correctamente puede garantizarnos una fuente de proteína barata y altamente disponible. Entre los consejos están:
- Alcanzar una temperatura interna de cocción de aproximadamente 70 °C para eliminar cualquier riesgo bacteriano.
- Evitar el exceso de grasa visible antes de cocinar con el objetivo de reducir el aporte calórico.
- Combinar con vegetales y cereales integrales.
- Preferir productos certificados.
El estigma de la carne de cerdo persiste por tradición más que por evidencia. Hoy sabemos que, consumida con moderación y buena higiene, puede ser una fuente saludable de proteínas y micronutrientes. Es momento de romper los prejuicios con información científica y decisiones conscientes.
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