¿Cómo es la salud mental de las familias con niños autistas? Cuando se diagnostica Trastorno del Espectro Autista (TEA) en un niño, no solo se transforma su vida, sino toda la dinámica familiar. El impacto emocional y mental en padres y cuidadores es profundo. Ansiedad, estrés crónico y depresión son condiciones comunes entre quienes acompañan este camino, muchas veces en solitario.
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¿Cómo es la salud mental de las familias con niños autistas?
El autismo es un grupo de trastornos del neurodesarrollo que afecta la comunicación, la interacción social y el comportamiento. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de cada 100 niños en el mundo se encuentra dentro del espectro, lo que en México representa más de 400 mil menores, según TecSience.
Para el pediatra del desarrollo Juan Francisco Lozano, especialista del Hospital Zambrano Hellion y director de la Clínica de Síndrome de Down de TecSalud, una respuesta efectiva comienza por cambiar el enfoque del cuidado: “El modelo centrado en la familia promueve la colaboración entre profesionales de salud y padres, considerando no solo al niño con TEA, sino al sistema familiar en su conjunto”.
Este enfoque busca personalizar las intervenciones terapéuticas, alineándolas no solo con las necesidades clínicas del niño, sino con las prioridades y realidades de su familia. El pediatra señala que “a veces la intervención se enfoca en habilidades del lenguaje, pero la familia está lidiando con dificultades sensoriales cotidianas, como el momento del baño o la sensibilidad a ruidos. Si no tomamos eso en cuenta, la terapia pierde efectividad”.
El modelo se apoya en la Clasificación Internacional del Funcionamiento (CIF), que permite identificar áreas como la participación escolar, la socialización o la integración familiar. A partir de esto, se construyen objetivos realistas y alcanzables. El involucramiento activo de padres y cuidadores en sesiones de psicoeducación y acompañamiento emocional es clave: recibir un diagnóstico implica un proceso de duelo que puede extenderse a lo largo del tiempo.
“Es un duelo diferente, porque no se trata de una pérdida en términos tradicionales, sino de ajustar expectativas y asumir una nueva realidad que puede repetirse en distintos momentos: al buscar una escuela, enfrentar discriminación o lidiar con la incertidumbre sobre el futuro”, explica.
Salud mental de los padres y guías de apoyo
La salud mental de los cuidadores es fundamental. Padres con ansiedad o depresión pueden volverse más reacios o menos tolerantes frente a las conductas socioemocionales del niño. “Necesitamos que esos vínculos sean positivos, que los padres tengan la energía emocional para apoyar y jugar con sus hijos”, señala el especialista.
Además del acompañamiento clínico, existen recursos gratuitos como las guías digitales de la OMS que capacitan a padres en habilidades de cuidado para personas con TEA.
Finalmente, ante una sospecha de autismo, el primer paso es acudir al pediatra. Pruebas de tamizaje como el M-CHAT permiten identificar señales tempranas y canalizar a la familia con especialistas. Aunque existen terapias efectivas como la ABA (Análisis de Conducta Aplicado), su alto costo limita el acceso: “El autismo no distingue clase social, pero sí lo hace la calidad de la atención”.
El pediatra concluye señalando que cuidar a las familias es también una forma de cuidar a los niños. Entender que la salud mental de todos los integrantes importa puede marcar la diferencia en su desarrollo y bienestar.