El cambio climático modifica la distribución de todos la fauna mundial, especialmente de mosquitos y roedores (clásicos propagadores de enfermedades). Con ello, existe un aumento del riesgo de dengue, malaria y otras enfermedades transmitidas por animales concretos.
A este tipo de enfermedades se le conoce como patógenos zoonóticos, los cuales son microorganismos (virus, bacterias, parásitos, hongos, priones) que viven naturalmente en animales pero pueden transmitirse a los humanos, causando enfermedades infecciosas, desde leves hasta pandemias mundiales como el Covid-19.
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En este tipo de casos, la transmisión de enfermedades ocurre por contacto directo, alimentos, agua contaminada, vectores (garrapatas, mosquitos) o el medio ambiente, siendo un gran desafío de salud global, específicamente para las instituciones del sector público.
¿El calentamiento global provocará realmente una explosión de enfermedades transmitidas por animales?
El calentamiento global tiene efectos palpables en la salud pública. Una de las mayores preocupaciones es el posible aumento de enfermedades transmitidas por vectores, como mosquitos y roedores, responsables de padecimientos como dengue, malaria, zika, chikungunya y leptospirosis.
La evidencia científica apunta a que el cambio climático sí crea condiciones más favorables para la propagación de estos organismos, aunque no actúa de forma aislada.
De acuerdo a la Organización Panamericana de la Salud (OPS), "Las zoonosis son enfermedades infecciosas transmisibles naturalmente desde animales vertebrados al ser humano. La estrecha interacción entre hombres y animales, así como el aumento de la actividad comercial y la movilización de personas, animales, sus productos y subproductos han propiciado una mayor diseminación de las zoonosis".
Factores como urbanización desordenada, deficiente manejo de residuos, falta de agua potable y sistemas de salud débiles también juegan un papel clave en la propagación de ciertos virus. El cambio climático actúa como un multiplicador del riesgo, pero la prevención sigue siendo posible.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que: "la intervención o control en la fuente animal podría evitar problemas ulteriores de salud pública, se hace necesario considerar y desarrollar intervenciones integradas, que tengan en cuenta las causas que interactúan y son responsables de los problemas intersectoriales de salud".
El saneamiento básico y la vigilancia epidemiológica son herramientas fundamentales para reducir el impacto de estas enfermedades en poblaciones vulnerables.
Las acciones individuales y políticas públicas siguen siendo decisivas, por ello es recomendable:
- Eliminar agua estancada en patios y azoteas
- Mantener la basura cerrada y controlada
- Usar repelente y mosquiteros
- Mejorar el drenaje y saneamiento urbano
- Fortalecer campañas de vigilancia y vacunación
El calentamiento global aumenta el riesgo de enfermedades transmitidas por animales, pero no determina por sí solo una crisis sanitaria. La combinación de políticas públicas, prevención comunitaria y educación en salud puede marcar la diferencia y evitar que el cambio climático se traduzca en más enfermedades.
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