El término ninfomanía se popularizó por décadas para describir un supuesto deseo de intimidad en las personas, especialmente cargado de prejuicios de género. Volvió a cobrar notoriedad tras el estreno de la película Ninfomanía del año 2013, del director Lars Von Trier.
Sin embargo, en la actualidad, la medicina y la psiquiatría ya no utilizan este concepto de la misma manera, ni lo reconocen formalmente como un diagnóstico clínico independiente.
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La palabra ninfomanía proviene del griego, en específico de los conceptos nymphé (novia o joven) y manía (locura). Históricamente, se usó para patologizar el deseo carnal desenfrenado, particularmente cuando no se ajustaba a normas sociales o morales de la época antigua.
Lejos del mito y el estigma, hoy se habla en la psicología y psiquiatría de conductas sexuales compulsivas o trastorno por conducta sexual compulsiva, una condición que puede afectar tanto a mujeres como a hombres y que va más allá de una vida en la intimidad activa.
¿Qué es la ninfomanía y de dónde surge el término?
De acuerdo con la asociación civil española AGS Psicólogos, "En la actualidad, el término ha caído en desuso, siendo reemplazado por el concepto clínico de hipersexualidad o comportamiento sexual compulsivo. A día de hoy, la ninfomanía no se reconoce como un diagnóstico clínico específico en los manuales más importantes, como el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales)".
En ese sentido, este concepto contenía una carga de género para las mujeres que ejercían su sexualidad, por ello ha sido reemplazado. Por ejemplo la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos utiliza hipersexualidad:
"El concepto de hipersexualidad pertenece al lenguaje moderno, según un significado predominantemente clínico, y se entiende como una alteración psicológica y conductual como resultado de la cual los estímulos de motivación sexual se buscan de formas inapropiadas y a menudo se experimentan de una manera que no es completamente satisfactoria", señala el organismo de salud norteamericano.
Algunos signos de alerta para diagnosticar este trastorno incluyen:
- Pensamientos constantes e intrusivos.
- Dificultad para controlar impulsos.
- Uso de la intimidad para aliviar ansiedad, tristeza o estrés.
- Conductas que afectan relaciones, trabajo o salud.
- Sensación de culpa o vacío después del acto.
Cabe señalar que una vida activa en la intimidad no es un trastorno; el problema surge cuando existe sufrimiento y pérdida de control.
Por ejemplo, en la cinta de Lars Von Trier, el personaje principal relata una vida marcada por conductas compulsivas, vacío emocional y autodestrucción. Es decir, ilustra la dificultad para establecer vínculos afectivos sanos con esta condición.
Este tipo de películas permite desmontar estigmas históricos y comprender que el deseo carnal, por sí mismo, no es una enfermedad.
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