Hace dos años, Lisa Junker, una mujer de 52 años, acudió a urgencias con lo que creía era una infección de oído. Días después, su diagnóstico cambió drásticamente: no era otitis, sino herpes zóster, una reactivación del virus de la varicela que puede afectar los nervios y provocar daños severos.
De acuerdo con una publicación de WebMD, pese a recibir antivirales y medicamentos para el dolor, el virus había avanzado demasiado, lo que derivó en que Lisa perdió la audición de un oído y necesitó ayuda para caminar debido a daño en el nervio vestibular, responsable del equilibrio. Hoy, tras meses de rehabilitación, su historia se ha convertido en un llamado urgente para que otros adultos no pospongan la vacuna contra el herpes zóster.
Una vacuna que previene más que un sarpullido
El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) recomienda aplicar la vacuna contra el herpes zóster a todos los adultos a partir de los 50 años. Aunque suele relacionarse solo con una erupción cutánea dolorosa, este virus puede causar secuelas neurológicas y auditivas.
Nuevas investigaciones muestran que inmunizarse antes o después de haber tenido un episodio de herpes zóster no solo reduce el riesgo de recurrencia, sino que disminuye hasta 50% el riesgo de demencia vascular y 25% el de problemas cardiovasculares, como infartos, coágulos o accidentes cerebrovasculares.
Cómo actúa el virus y por qué aumenta con la edad
El herpes zóster afecta aproximadamente a una de cada tres personas a lo largo de su vida; tras haber tenido varicela en la infancia, el virus permanece latente en el cuerpo y puede reactivarse décadas después, especialmente cuando el sistema inmunológico se debilita con la edad.
“Alrededor de los 50 años, nuestras defensas comienzan a disminuir, y eso nos vuelve más propensos”, explica el doctor Ankush Bansal, internista en Miami. ¡Ojo! Factores como enfermedades crónicas, estrés emocional intenso o pérdidas familiares también pueden detonar la reactivación del virus.
El tratamiento incluye antivirales y analgésicos, pero la prevención sigue siendo la mejor defensa. La vacuna, que consta de dos dosis aplicadas con dos meses de diferencia y ofrece una protección de hasta 90% cuando se completan ambas inyecciones. ¡Ojo! Una sola dosis reduce la eficacia a la mitad después de tres años.
Además de proteger contra el dolor y las secuelas físicas, una investigación reciente sugiere que el efecto del herpes zóster en el sistema nervioso y vascular puede contribuir al desarrollo de demencia y enfermedades del corazón.
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